Lecciones del entorno económico para la selección de una carrera profesional

Publicado en Orientación Vocacional, 15 de noviembre de 2000

El undécimo año representa una elevada carga síquica para los adolescentes. A las preocupaciones propias de sus estudios y a la inseguridad derivada de su propio desarrollo corporal y emocional se agrega el hecho de que, es en este año, que tendrán que tomar una decisión respecto a si siguen una carrera profesional universitaria, si se inclinan por alguna alternativa educacional tal como una carrera parauniversitaria, un entrenamiento técnico en campos específicos o si tratarán de ubicarse directamente en el mercado laboral.

Muchos de los estudiantes tienen este último problema resuelto, ya sea porque por razones familiares o económicas consideran que no es prudente aspirar a una carrera universitaria, o porque de alguna manera su situación laboral está resuelta, por ejemplo en una empresa familiar, o saben que se van a dedicar a la misma actividad de sus padres.

Algunos, a estas alturas, ya han decidido seguir una carrera universitaria en un centro privado e incluso ya tienen decidido con algún grado de certeza la carrera que van a estudiar.

Pero para una importante proporción de ellos, este no es el caso. Eso hace que para aquellos estudiantes que se encuentran en esta situación, durante este año se suscitan tres acontecimientos que van a ser determinantes en su futuro: los exámenes de bachillerato, los exámenes de admisión a centros de educación superior, y ante todo, la decisión sobre la carrera universitaria que van a seguir. Estos tres acontecimientos, generan un elevado nivel de estrés para algunos, pues saben que pueden representar factores cruciales en sus vidas. Parte de la angustia proviene de la misma reafirmación de su autoestima, pues tener un traspié en alguno de ellos, lo sentirían como un fracaso personal. Los exámenes de bachillerato se convierten en una fuente de tensión a lo largo de todo el año, porque saben que si no los superan, eso representará una restricción para seguir adelante con sus planes. Esta tensión a veces es alimentada y exagerada tanto por los padres de familia, como por los profesores, algunos de los cuales ven en el éxito o fracaso de los muchachos un reflejo de su propio éxito o fracaso o incluso lo relacionan al prestigio de la institución educativa. Es aún mayor cuando la motivación negativa abunda, la cual es contraproducente pues más bien tiende a bajar sustancialmente la autoestima en los estudiantes, y lejos de motivarlos a superarse, les hace renunciar a metas que no sienten alcanzables. Cuando los estudiantes, por lo menos desde su perspectiva, estiman están haciendo su mejor esfuerzo, constantemente se les recalca que deben estudiar aún más, se les crea un sentimiento de impotencia que les hace reaccionar negativamente. No menos importante como fuente de tensión es el saber que tendrán que pasar exámenes de admisión a centros de educación superior, y que para muchos de ellos, esa oportunidad es quizás única para continuar una carrera profesional. Simplemente por razones económicas o de otra índole, no pueden aspirar a recibir una educación privada.

El tomar una decisión respecto a una carrera universitaria, representa la mayor fuente de estrés para un focalizado grupo de estudiantes de undécimo año. En épocas pasadas, esta decisión podía posponerse con más facilidad, pues al ingresar a un centro universitario estatal, tal el caso de la Universidad de Costa Rica, los estudiantes tenían un año de estudios generales e incluso podían darse el lujo de explorar durante varios semestres, diferentes carreras, y una vez en contacto con ellas, tomaban una decisión definitiva de si aquello era verdaderamente su vocación. Con los sistemas actuales de admisión, esas opciones son casi inexistentes. El proceso de cambio de carrera se vuelve a veces una barrera insuperable, y explica en una fracción muy significativa, la deserción universitaria. Quienes se inclinan por una carrera en una universidad privada, todavía conservan parte de esta flexibilidad, pero dependiendo del grupo social al que se pertenezca, el sacrificio económico que conlleva la convierte en una opción restringida y hasta inviable.

El cambio en los sistemas de selección de carrera en las universidades estatales, debería haber sido acompañado de un proceso de información mucho más profundo hacia los estudiantes de secundaria, comenzando desde el noveno año. Gran parte de la incertidumbre que muestran los muchachos es que en muchos casos no tienen ni la menor idea acerca de las diferentes carreras profesionales. Lo único que conocen muy bien es lo que hace un profesor, pues lo tienen que soportar directamente casi a diario. Dependiendo de la profesión de sus padres o familiares, algunos tienen una idea clara acerca de ciertas profesiones, pero son la excepción. Una mayoría sabe lo que puede hacer un médico, un abogado o un ingeniero civil, pero carecen de información adecuada respecto a muchas otras profesiones. ¿Cuántos de ellos saben a qué se dedica un economista, un ingeniero industrial, un administrador de empresas (aparte de administrar empresas que es lo menos que hacen), un sociólogo, un geógrafo, un físico o un geólogo? ¿Cuántos saben que existen opciones interesantes en las Bellas Artes, en las Ciencias de la Comunicación Colectiva, en la Filología o en la Antropología?. Algunas profesiones se ponen de moda de un momento a otro y atraen a muchos estudiantes, tal el caso de la Sicología, pero sin que se sepa exactamente por qué.

El problema se vuelve aún más complicado tratándose de alternativas parauniversitaria o carreras técnicas, no sólo por lo limitado de estas opciones, sino porque a veces socialmente se les ve como alternativas inferiores. Probablemente faltan muchos años antes de que ciertos oficios y actividades alcancen un estatus mucho más respetable. ¿Cuántos estudiantes saben por ejemplo, que existe una escuela de mecánica de aviación en COOPESA en el Aeropuerto Juan Santamaría, de un elevadísimo rango internacional, y que se convierte en fuente de mano de obra muy calificada para la misma empresa, para las líneas aéreas y para empresas similares en el exterior?. En estos momentos hay personal costarricense graduado en esta escuela laborando en muchas partes del mundo.

 

Esas carencias tratan de ser subsanadas al menos parcialmente por los departamentos de Orientación de los colegios, pero sin que exista una metodología científicamente diseñada al respecto. A veces es más bien peligroso tratar de dar orientación vocacional a los muchachos trayendo conferencistas en diferentes campos para que les hablen de sus profesiones y de sus propias experiencias. Si el conferencista es bueno por su presencia, oratoria o por sus condiciones personales puede ser que proyecten una impresión muy favorable a los estudiantes, quienes pueden asociar la personalidad y condiciones particulares del expositor con la carrera, inclinándose por ella por ese simple hecho, la que al final puede no responder a sus verdaderos intereses o vocación.  Muy frecuentemente sucede lo contrario: un mal conferencista ahuyenta injustificadamente a los jóvenes de ciertas carreras. La orientación vocacional debería darse sistemáticamente y en forma pausada al menos en un período de tres años, casi como una asignatura regular. Al igual que al niño de kinder se le enseña lo que hace el bombero, el policía o el cartero, al muchacho de secundaria se le debería dar a conocer los perfiles de cada profesión. Lamentablemente los perfiles profesionales que se usan para la inscripción de carreras por parte de las universidades ante las autoridades superiores, muy frecuentemente son incompletos y hechos más para cumplir con un requisito que para una verdadera orientación vocacional En todo caso allí hay una fuente de información que tradicionalmente no ha sido debidamente utilizada para estos fines. Sin embargo, un error en que se está cayendo en muchas instituciones es tratar de sustituir el análisis de perfiles profesionales de una manera objetiva, por actividades de mercadotecnia de ciertas universidades, cuyo punto de vista y presentación de las carreras por definición son subjetivos. La presentación de afiches o publicidad muy vistosa pueden transmitir imágenes distorsionadas sobre las propias características de cada área profesional.

El otro problema tiene que ver con la propia introspección del estudiante. Muchos de ellos no tienen una idea clara de qué es lo que les gustaría ser, al menos basándose en sus propias habilidades e intereses. Las pruebas de diagnóstico vocacional son, por su propia naturaleza, imprecisas, pero en algo ayudan. Muchas veces los estudiantes se sienten frustrados por los resultados que obtienen en este tipo de pruebas (cuando tienen la suerte de tener acceso a ellas) pues el diagnóstico no concuerda con sus propias expectativas.  Para alguien que tiene la ilusión de ser médico o ingeniero, el que le digan que sus inclinaciones parecen estar más del lado de las letras o las ciencias sociales, puede ser un golpe sicológico. Peor aún cuando las pruebas no revelan una orientación definida. Lo que es importante enfatizar, es que muchas veces no es tan importante identificar habilidades específicas, sino más bien preferencia por grandes áreas.

 

EL MERCADO PROFESIONAL

La mayor fuente de incertidumbre para quien está tomando la decisión de una carrera es saber si una vez que se gradúe podrá obtener un empleo en aquello que estudió. Los ejemplos abundan de personas que se pasan 5 o 7 años estudiando una profesión y una vez que se gradúan tienen que dedicarse a actividades totalmente ajenas a aquello que estudiaron. Esto se siente como un fracaso y hasta una pérdida de tiempo, lo cual no es del todo cierto. En los tiempos modernos, es tan abundante el saber y las posibilidades de tener acceso a la información que el objetivo de la educación ha cambiado radicalmente: la acumulación de conocimientos específicos ha pasado a segundo plano. Lo importante no es saber, sino aprender a aprender. Y eso se puede lograr casi desde cualquier rama del conocimiento. Es obvio que alguien que estudió ingeniería no podrá desempeñarse nunca como médico, pero sí es muy probable que le quede mucho más fácil tener acceso a ciertas áreas de la biotecnología. Un sociólogo puede ser mucho mejor mecánico que una persona que no haya pasado de noveno año, pues sus habilidades analíticas le permiten entender mucho mejor el funcionamiento de las cosas. Un ingeniero agrónomo puede ser un muy buen administrador de empresas, llenando sus vacíos técnicos con algunos estudios adicionales formales o como autodidacta. Un geógrafo puede convertirse en un magnífico experto en computación, con sólo mantenerse actualizado en esa materia. Pero es innegable que lo ideal es que la persona estudie en la medida de lo posible, en primer lugar lo que le guste, y en segundo lugar que eso se convierta en su principal actividad de vida.

Es importante que los estudiantes tengan acceso a información sobre las perspectivas que tiene que cada actividad profesional dentro del medio en que espera desenvolverse.  El análisis de las cifras históricas de la economía del país es una rica fuente aún inexplotada respecto a las perspectivas de cada profesión. Hay que buscar en ellas, las tendencias que sigue el desarrollo nacional y el comportamiento de los diferentes sectores. Por ejemplo, la economía costarricense fue por siglos una economía básicamente agrícola. Todas las carreras técnicas y profesionales en esta área siempre se vieron como una fuente muy interesante de desarrollo profesional y de conveniencia para el país. Las cifras revelan que Costa Rica está perdiendo aceleradamente su vocación agrícola y las nuevas generaciones tienen menos probabilidades de lograr un desarrollo profesional en estas áreas. No quiere decir que hay que cerrar las escuelas de agronomía ni los colegios técnicos profesionales. Todo lo contrario, el sector agropecuario del país que va a subsistir dentro del proceso de globalización será aquel que logre la mayor tecnificación y productividad. Por las propias restricciones territoriales, es evidente que las posibilidades de una agricultura extensiva son escasas, y más bien deben ser sustituidas por una agricultura intensiva. Habrá campo para los profesionales en el área, pero no se puede esperar que pueda convertirse en un campo de demanda acelerada de profesionales.

El sector industrial está acaparando una proporción creciente del desarrollo nacional. Pero hay que tener cuidado, porque la estructura del propio sector industrial está cambiando violentamente. Por ejemplo las actividades de metalmecánica están perdiendo importancia. Lo mismo sucede con algunas áreas de la agroindustria y ciertos productos alimenticios. Esto quiere decir por ejemplo, que una carrera a la que se le ha visto como una interesante área de demanda profesional, la tecnología de alimentos, parecería que, si la tendencia del sector continúa, estará saturada en unos pocos años. Todo lo que es la tecnología textil ha pasado por un período de deterioro por las restricciones comerciales y la competencia internacional. El cambio en la tecnología ha hecho que las imprentas tradicionales estén en retirada. Ambos hechos significan que ciertas áreas especializadas de la ingeniería mecánica pueden ver reducida parte de su mercado, aunque las perspectivas para estos profesionales se abren de manera muy interesante en otras áreas, siempre y cuando sean capaces de readaptarse hacia la electrónica y la alta tecnología.

Dentro de las actividades industriales que más destacan está toda el área química. El país ha venido ganando ventajas en el desarrollo de las industrias químicas básicas y sus derivados (incluyendo los plásticos) y en la industria farmacéutica. Esto adquiere especial relevancia si se considera que gran parte de la inversión foránea que está viniendo al país se concentra en muchas de estas actividades. Si bien en estos momentos la demanda de químicos e ingenieros químicos es relativamente limitada, es de esperar que en los próximos cinco a diez años haya un importante incremento en la ocupación industrial en estas áreas, lo mismo que en Farmacia. Por arrastre, es posible que ello genere alguna demanda adicional de fitotécnicos si las industrias farmacéuticas deciden entrar en la explotación de ciertos cultivos básicos para fines medicinales y de algunos geólogos, quienes pueden prestar una valiosa colaboración en la investigación y localización de ciertas materias primas básicas para la industria química. Los geólogos tienen un mercado promisorio si continúa el desarrollo de la industria de productos minerales no metálicos, que podría hacer de la minería una actividad más dinámica. El inconveniente en este caso puede ser las restricciones ecológicas.

El desarrollo de la alta tecnología conlleva un mercado creciente para profesionales en las áreas de computación e informática, así como, en menor medida, para ingenieros mecánicos y eléctricos. Sin embargo hay un riesgo, y es que la propia limitación que impone la carencia de profesionales en estas áreas, se puede convertir en un factor que impide el crecimiento del sector. Si la formación de profesionales se rezaga respecto a las necesidades de la industria es probable que no se instalen más empresas en este ramo, lo cual pondría freno a la demanda.

Los sectores de servicios en el país, están teniendo el desarrollo más dinámico. Dentro de ello se incluye todas las actividades relacionadas con el turismo. Esto es muy interesante puesto que abre un campo diversificado para actividades de orden técnico más que profesional, que viene a llenar un vacío importante para aquellos que prefieren o por diversas razones no pueden seguir una carrera universitaria. Dentro de ellos están los técnicos en turismo y actividades relacionadas (cocineros, guías turísticos, camareros, transportistas, etc.). Sin embargo una advertencia: es peligroso que un país concentre demasiados recursos en estas áreas pues la demanda puede ser muy inestable. Un clima político adverso, huelgas, manifestaciones violentas, criminalidad o problemas de imagen internacional pueden causar pérdidas irreparables para el país en este campo, con efectos nocivos sobre el sector turístico. Presentan un desarrollo notable y probablemente todavía les falte mucho por desarrollar, las áreas financiera y bursátil. El desarrollo del sistema bancario, la aparición continua de nuevos productos financieros y bursátiles, el desarrollo del mercado financiero de largo plazo y el mercado de capitales, presentan perspectivas muy favorables. Ello es además enfatizado por la apertura de los mercados internacionales de capital, que abren las puertas de los mercados de trabajo externos para expertos en estas áreas. En este caso, para llegar a especializarse en esta materia, hay varios puntos de entrada. Se puede estudiar Administración de Negocios con énfasis en Finanzas, o se puede ingresar por Economía, dirigiéndose hacia una especialidad en el área de Moneda, Banca o Finanzas, o bien por la Ingeniería Industrial. Este mercado es tan dúctil, que hoy día las maestrías profesionales permiten casi desde cualquier profesión adquirir una formación en este campo. De alguna manera, si uno siente que después de haber completado una profesión esta no le llena, le queda la opción de tomar una especialidad en esta materia. Sin embargo ello lleva en sí su propia limitación. La facilidad con que hoy día se puede ingresar a esta rama profesional, hace crecer aceleradamente la competencia en el ramo. Ello obliga a ser muy cuidadosos a la hora de escoger la institución de educación superior para cursar la carrera, pues ya el mercado, aunque de una manera muy rudimentaria, está empezando a discriminar de acuerdo al prestigio de la universidad. Lamentablemente los mecanismos de acreditación de carreras para tratar de dar una orientación a los estudiantes sobre la calidad de la enseñanza que se brinda, aún están en sus etapas preliminares. Cuando esto esté funcionando adecuadamente puede ser una buena guía, aunque incompleta pues faltaría incorporar toda la parte de la demanda profesional.

El país se está abriendo cada vez más y de modo muy acelerado al comercio internacional. Esto abre magníficas perspectivas, aunque no inmediatas, para ciertas carreras ligadas a este campo. El Comercio y las Finanzas internacionales son campos promisorios, a los cuales se puede llegar tanto por la carrera de Economía como de Administración de Negocios, y por razones más históricas que lógicas, por el campo del Derecho. Sin embargo el Derecho Internacional en sí mismo es un campo promisorio de esta carrera, con vista en el proceso de globalización. Otra carrera que debería estarse desarrollando fuertemente, pero que todavía debe pasar por un proceso previo de aprendizaje por parte de los empresarios respecto a cómo utilizar este recurso, es la carrera de Relaciones Internacionales, a la cual se puede acceder como posgrado desde casi cualquier profesión.

La Economía es una profesión también muy adaptable, que tiene la ventaja que permite la especialización en multitud de campos, desde las Finanzas hasta la Econometría. El desarrollo económico, la profesionalización empresarial y la toma de conciencia de la importancia que tiene el entorno económico sobre casi cualquier actividad humana, están provocando un incremento en la demanda de economistas, aunque todavía en mercados relativamente informales. Son aún pocas las empresas privadas que consideran útil y rentable mantener una unidad de análisis económico y de entorno, como si sucede con las grandes corporaciones internacionales.

Las actividades relacionadas con el sector público tienen perspectivas muy modestas. La Administración Pública como carrera no ofrece posibilidades importantes de mercado, excepto para aquellos que de antemano estén ubicados en este sector, lo cual ha sido usual en esta carrera. De igual manera, algo como la Administración Aduanera, es posible que tienda a desaparecer, conforme la apertura vaya haciendo desaparecer las aduanas, ojalá en un plazo relativamente corto.

Hay profesiones que siempre mantienen una demanda creciente, por sus propias características, tales como el Derecho, la Ingeniería Civil, la Arquitectura, las Ciencias Médicas y la Administración de Negocios. Allí el criterio a emplear es más bien la saturación que pueda tener el mercado. En los cuatro casos pareciera haber un exceso de oferta profesional. Sin embargo es importante destacar que ello no debe convertirse en una limitación para que estudiantes que se sientan atraídos por estas áreas, renuncien a ellas. Como en todo, la competencia es difícil y se tendrá que pasar por un período de afirmación de calidad. Todos aquellos que tengan verdadera vocación y que logren sobresalir en sus campos, tendrán éxito independientemente de la cantidad de colegas con los que tengan que compartir el mercado.

La Ciencias de la Educación y especialmente el Profesorado en diferentes áreas, siempre representan una salida profesional, como carrera en sí, o como punto de apoyo laboral. Como carrera debería ser una opción muy importante para todos aquellos que tengan vocación y se sientan atraídos por la Enseñanza. Lamentablemente el estatus social del educador se ha degradado y actualmente se le ve más como apoyo laboral. Si el país desea desarrollarse, uno de los puntos importantes en que deberá poner mucho más énfasis es en  el fortalecimiento de la calidad de la Educación, y para ello deberá romperse el círculo vicioso de la pobre calidad y malas remuneraciones. A más tardar en los próximos diez años. El estatus del educador debería estar aumentando.

Finalmente vale la pena mencionar algunas profesiones que tienen un gran futuro en el ámbito mundial, aunque es difícil predecir en qué momento serán de verdadera relevancia en el entorno nacional. Ellas son en primer lugar la Biotecnología, como campo de la Biología, en donde se están abriendo campos increíbles. El mapeo del Genoma Humano, se convertirá en el corto plazo en un campo revolucionario para las Ciencias Médicas, Químicas y Farmacéuticas, abriendo posibilidades aún no imaginables. El otro campo es la Física, en donde se están haciendo adelantos que podrían cambiar radicalmente nuestro concepto del universo dentro de pocos años. El desarrollo de super aceleradores de partículas, probablemente llevará a descubrimientos importantísimos y al desarrollo de nuevos tipos de combustibles, como el plasma. Como profesiones del futuro vale la pena seguir su desarrollo muy de cerca. Representan un bonito reto para estudiantes sobresalientes que estén dispuestos a aventurar en un campo promisorio.

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