¡Cree que vine a vender pericos!

Autora: Miriam Esquivel A.

PericosHay una frase que los viejos repetimos casi por instinto, cuando alguien nos quiere timar o decir algo obviamente falso. Muchos  jóvenes, quizás, nunca la han oído, y la mayoría de quienes sí la conocen, no tiene idea de adónde salió…..»Ud. cree que yo vine a vender pericos». Resulta que la dichosa frase completa es « ¡Ud. cree que vine a vender pericos y me  quedé a vivir aquí!»? Contaba mi madre, cuyos ancestros eran de  «La muy Noble y Leal ciudad de Cartago», lo cual casi era decir la flor y nata de la «aristocracia» tica,  que cuando ella era pequeña, los josefinos y los cartagos se consideraban que ellos eran los «educados», mientras que todos los mortales de las demás provincias eran los iletrados, por lo que no se les consideraba, socialmente, iguales.

En el tiempo de reproducción de los pericos (cerca de Semana Santa ), la gente de Puntarenas y Guanacaste, para ganar algo extra de dinero, se dedicaban a recoger polluelos de los nidos de pericos para traerlos a vender a San José. En carreta primero, y después en tren, venían con su mercancía, con la esperanza de resolver más de un problemilla de dinero. Al llegar a la capital, se deslumbraban con la «ciudad», lo que motivaba a más de uno a quedarse a trabajar por estos lares… Como eran campesinos o pescadores de mente sencilla e inocente, nada ladinos como los brumosos o los de Chepe (San José), caían fácilmente en jugarretas y eran engañados con facilidad.  Con el transcurso del tiempo, esto les creó fama de inocentones, lo que dio paso a la frase que nos ocupa.

Sólo que ahora nadie compra pericos…, y probablemente, en algo por la mayor conciencia ecológica, su tenencia como mascotas ha disminuido sensiblemente. Ya no es negocio traer pericos a San José, pues la costa está a tiro de piedra por carretera, por lo que cualquiera podría ir a comprarlos allá, si es que encuentra quién se los venda y no lo ve ningún policía (lo cual, en estas épocas, es lo normal, pues policías no hay).  De todas maneras, los pericos ya se vinieron para el valle Central, consecuencia de los estragos del cambio climático, del cual Costa Rica no está exento. Ahora viven en el Parque Central de San José; en el Parque de los Mangos, en Alajuela; en el Parque de La Merced; en Multiplaza en Santa Ana, señal de que ahora, tenemos clima de playa en casi todo Costa Rica. Y por supuesto, hace mucho tiempo que los labriegos sencillos dejaron de ser los inocentones de antes… ahora, «el que menos corre ….vuela» (como los pericos del cuento).

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